Escrita en 1892 y publicada en 1916.
Los que conocen mejor que yo a esta autora, dicen que esta novela es la menos “Wharton” de
todas y en verdad me preocupa, pues no sé si debido o a pesar de
ello, es una de las que más me han gustado.
Es cierto que nos sitúa en un ambiente
muy diferente al que estamos habituados, se aleja de una manera
radical de todo el boato que hace gala en continuas ocasiones,
abandona los quehaceres de las élites para bajar de una manera
radical a lo mas modesto de una sociedad en la que conseguir lo básico
para subsistir no siempre era un camino de rosas.
Donde se acentúa más esa
diferencia, no es tanto en lo reflejado anteriormente, como en la
forma de afrontar las situaciones y los diálogos atenuados de esa
sagacidad y mordiente acostumbrados. El sarcasmo, en esta novela se
convierte, como si de otra escritora se tratara, en una continua
comprensión y aceptación en lo referente a nuestras protagonistas.
Muy plano, no hay doble intención en sus coloquios, la causticidad
la relega a una aquiescencia exagerada, le falta esa chispa critica
tan inteligente que inunda de controvertidas situaciones otros
relatos.
Asimismo no deja nada a la
interpretación del lector, nos lo entrega “masticado”,
privándonos de esas cavilaciones no siempre acertadas, y que decir
de esos finales abiertos tan frecuentes y que tanto detesto.
Así pues, reconociendo esto y a pesar
de ello, creo que se trata de un relato muy bien hilvanado, que lo
desarrolla de una manera magistral, te conmueve desde la primera
página, te metes de lleno en la historia, justificas la abnegación
de la hermana mayor, y aunque pueda ser previsible el resultado,
nadie se imagina en que condiciones se presenta “Eso
parece —repuso plácidamente su pretendiente—. Usted me viene
como anillo al dedo, señorita Bunner. Esa es la verrdad.”
Al comienzo nos emplaza en un barrio de
Nueva York donde la la limpieza deja mucho que desear y el abandono
campa a sus anchas. Nos encontramos una mercería que son el sustento
y la residencia de las Ann Eliza y Evelina, viviendo en condiciones
no muy agradables obtenían lo suficiente para vivir sin pasar
necesidades. El diferente carácter de las hermanas y y la aparición
de un vecino nuevo, será lo que desató los acontecimientos
venideros “Sus
labios esbozaron una sonrisa que dejó al descubierto una dentadura
amarillenta a la que le faltaba un par de piezas; sin embargo, a
pesar de esa revelación, Ann Eliza juzgó muy agradable esa
sonrisa”.
Destacar un recurso muy recurrente en
Wharton, el sacrificio. Renunciar a supuesta felicidad en beneficio de otra
persona (en este caso su hermana), a sabiendas que el futuro no era
muy prometedor y lo mas triste, que fue en vano “Lo
peor de todo eran las comidas en soledad, en las que seguía
apartando distraída el mayor pedazo de bizcocho para Evelina”.
A destacar la aparición de un reloj
que se puede entender como un elemento cargado de simbolismo,
mostrando (entiendo) con precisión como se iba consumiendo una vida
en dependencia directa de otra o simplemente como se iba acercando
ese final que el destino las tenia reservadas. Su aparición fue lo
que desencadenó la desgracia en “nuestra” tienda “Evelina
bajó la mirada mientras él leía. Fue una velada muy hermosa, y Ann
Eliza pensó después que su vida podría haber sido muy distinta
junto a un hombre que leyera poesía, como el señor Ramy”.
De una manera o de otra, lo que en todo
momento esta de manifiesto es su calidad, esa prosa tan bien
encadenada que hace que la atención no decaiga en ningún momento.
Por lo tanto se trata de un libro muy aconsejable, que con un estilo
propio o ajeno, siempre nos hará disfrutar.
Mi puntuación es de 8 sobre 10.
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