Y así ha
sido. Esa mezcla de situaciones que utiliza la autora, la vive el lector junto
con sus protagonistas. Las pesquisas y sus avances, nos lo presenta al mismo
tiempo, convirtiéndonos casi en “cooperadores necesarios” de su resolución; más
si cabe, con la ventaja que contamos al ser conocedores de los viajes y sus motivos,
realizados por el Inca Garcilaso, Hernán y Gonzalo.
Quizá no se
le pueda denominar como un libro histórico, pero la cantidad de datos que nos
presenta (sin duda bien documentados), nos sirve para hacernos una idea muy clara de
cómo era la realidad de aquel Perú en el siglo XVI. Su lenguaje, costumbres,
jerarquía, las disputas que aceleraron la desunión de los nativos y por tanto su claudicación,
la avaricia de los conquistadores… nos lo presenta de una manera muy cercana,
lo que facilita mucho su comprensión.
Queda de manifiesto
la relación entre los dos pueblos y en algunos casos las uniones entre ellos.
Si bien es verdad que siempre tenían las de perder los indígenas, quiero pensar
en la bondad de algunas figuras “españolas” que no dejaron desatendidos a sus vástagos.
Por otro
lado, tenemos los acontecimientos en el tiempo actual y la perseverancia de una
joven, en un momento un tanto confuso de su vida, viéndose inmersos después la
Guardia Civil, Policía, y varios expertos, que son los encargados de desentrañar
una desaparición.
La prueba
definitiva del interés que me suscitó, fue la indagación de los lugares que
estaban reflejados. Así supe la localización de La Horcajada, Cantalojas,
Tejera Negra, Robleluengo, Atienza, Siguenza, Ocejón… todo ellos en la
provincia de Guadalajara. Es importante este hecho, pues con los medios que
contamos, puedes comprobar, además de los pueblos, los parajes naturales donde
se movieron nuestros amigos.
La
relevancia que otorga a las peripecias en el periodo presente, hace que los
personajes primordiales sean menos “épicos” que en las dos narraciones anteriores leídas y reseñadas de
esta escritora (El sueño del árbol y Atrapando la luz) no siendo óbice, para
que pierda ni un ápice de interés, ni de calidad literaria.
En cuanto a
las relaciones de nuestros actores, me hubiera gustado que profundizara en la
relación entre el Inspector y Maite. Pienso hubiera sido un hilo muy amplio
donde tirar, debido a sus perfiles, y hubiera puesto unas gotas de calor; eso y
que con la edad, me estoy volviendo un poco “moñas”.
Me llamó mucho la atención como se detiene a detallarnos, el pasado de cada uno. Me atrevería a decir, que todos tienen un rastro de dolor, arrepentimiento y algunas migajas de frustración por no haber estado a la altura de lo que se esperaba de ellos, y lo peor es que en ningún caso han cicatrizado.
Por lo tanto lo considero un buen libro. Recomiendo su lectura, y me reafirmo en la idea inicial; ¡esta escritora nunca defrauda!
Juro que te escribí un comentario. O blogger me mandó a spam o olvidé dar a publicar. Como no iba a comentar una reseña de un libro de Sara Mañero, un libro que además leí y me encantó. Me gustó muchísimo toda la parte que sucede en el siglo XVI, la forma que tiene Sara de adaptar su prosa a la época y las circunstancias. También me gustó la historia de la actualidad y como entronca con el pasado. Genial cada novela de Sara. ya solo me queda por leer la última que ya me espera en mi estante de pendientes.
ResponderEliminarUn beso.
Y ahora me salta de nuevo la reseña y veo que no hay comentario mío. Pensé que te había agradecido el tiempo que me has dedicado y tus cariñosas palabras, pero no soy muy de fiar en esto de las redes. En fin, nunca es tarde. Si no te di entonces las gracias, lo hago ahora. Y si ya lo hice, insisto, que nunca se insiste bastante en agradecer la atención que me dedicáis. ¡Un abrazo fuerte, José María!
ResponderEliminarY eso de anónimo tampoco lo entiendo, pero soy yo, Sara😅
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