Es un libro que te sorprende, en primer
lugar por el modo
que esta escrito y en segundo lugar, que la historia se desarrolla a base de “jirones”, de desgarros en una vida llena de ausencias.
que esta escrito y en segundo lugar, que la historia se desarrolla a base de “jirones”, de desgarros en una vida llena de ausencias.
En cuanto a la forma, esta escrita como
si de teletipos se tratara, con frases cortas, sin desarrollar, que
te dejan especialmente necesitado de mas explicaciones, es lo que
hace, que en un principio te resulte incomodo su lectura, aún siendo corto. Bien es verdad, que en mi caso, me amolde a esa manera de
expresarse y llego un momento que esta particularidad me parecía
habitual.
En lo referente al fondo, me interesó
mucho el tema, tengo que reconocer que nunca había oído hablar de
Charlotte Salomon, y si el autor quería iniciar una curiosidad de su figura en el lector, por lo que a mi respecta, lo ha conseguido con
creces. Todas las calamidades que la suceden, y el refugio que
encuentra en la pintura, demuestra que, incluso en las condiciones
mas adversas, siempre hay algo que te puede reconfortar y ayudar a
soportarlo, sus cuadros son dolor, desesperación, con algunas gotas
de esperanza.