Por sincero entiendo que no tiene
pliegues, todo lo que el autor nos quiere transmitir está a la
vista, nos lo va exponiendo con un ritmo pausado, que no tedioso, y
finalmente consigue que un misterio bien llevado, nos atrape. No hay
sobresaltos, no hay giros, y ninguna maniobra de distracción nos
hace perder el hilo argumental.
Nos detalla una relación entre dos
personas con una diferencia de edad considerable, se supone que uno
es el maestro (sensei) y otro el joven que esta ávido de escuchar
sus consejos y recomendaciones, pero a lo largo de la novela se
convierte en una ilación de mutua complicidad, detallándose las
vivencias de cada uno en un vinculo un tanto peculiar, pues sí en el
albor nos podía hacer entender, debido a la manera de conocerse
“Cuando empezó a nadar solo, dejando atrás a toda la gente,
tan bulliciosa como ayer, me entraron de repente ganas de seguirle”,
o a la forma de expresar sus sentimientos “Pensaba en sensei
que no había contestado a mi carta (…) Por eso estar alejado de
sensei me causaba tanto dolor.”, que podía tratarse de una
relación sentimental, no lo menciona de forma alguna a lo largo de
la narración, bien sea debido a la época que fue escrito (1914), a
la deliberada intención del escritor que el lector tenga su propia
percepción, a las particularidades existentes entre la cultura
asiática y la nuestra o simplemente a que los silencios hablan más
que las palabras.
Es una obra intimista, ante nuestros
ojos se van desgranando a corazón (kokoro) abierto, algunas
situaciones domesticas inherentes a la condición humana, así
tenemos las relaciones familiares no siempre bienintencionadas, la
forma tan original de cortejo y sus distintas apreciaciones, las
costumbres tan diferentes, la espiritualidad, la amistad, el amor
“Enamorarse era un delito, me había dicho una vez”,
y en lo que se centra más el libro, en un sentimiento de culpa que
esta presente en todos los comportamientos, impidiendo llevar una
vida ordinaria. Todo gira alrededor de nuestros episodios, somos
culpables y por qué no, rehenes de nuestros actos, máxime cuando
las consecuencias han sido devastadoras; no nos podemos desprender
nunca del daño infligido por mucho que cambie el estado de nuestra
cotidianidad. “Sensei no reaccionaba al cariño de la gente
porque se despreciaba a sí mismo y no por menosprecio a los demás”.
El cambio de narrador nos indica quien
asume el papel predominante en el recorrido de la historia, si bien
el “alumno” es el que nos describe gran parte de la obra, en el
último tramo, es “sensei” quien se hace acreedor de ello al
iniciar sus confesiones mas ocultas. Nos hace participe subrayando la
esencialidad de lo desarrollado en cada momento. Alumno:“ Por
eso, no me parece nada exagerado afirmar que la fuerza de sensei
estaba en mi carne y que su espíritu corría por mi sangre”
Sensei: “Como no tenía a mano otro remedio, decidí vivir
como si ya hubiera muerto”
Su carácter testimonial nos hace
valorar los pequeños detalles en los que el libro hace especial
hincapié, nos muestra las hondas implicaciones entre lo nimio y lo
trascendental para conseguir un equilibrio “Antes de morir he
podido verte graduado. ¿No te parece justo que esto me cause una
gran y última alegría?”.
Como nota curiosa, resaltar que en principio fue publicada en un periódico japones por series con lo
que me hace entender mejor algún guiño a la actualidad, como el
suicidio del General Nogi, que tanta influencia tuvo en nuestro
protagonista. “Tanto el cuerpo como el espíritu tienen
capacidad para desarrollarse o para arruinarse dependiendo de los
estímulos exteriores”.
He leído que es la obra maestra de Natsume Soseki. No puedo confirmarlo, pues es el primero que leo de él, pero que nadie espere un libro espectacular, de grandes vaivenes en su trama y por consiguiente un libro trepidante. Esa pausa, ese ritmo continuo y regular es lo que nos hace ir reflexionando sobre los pormenores que representan en este libro su virtud, conviviendo día a día con dos personas sencillas; una con la conciencia maltrecha y otra con la conciencia por descubrir.
Mi puntuación es de 8 sobre 10.
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