Dos parejas se han citado para cenar y
hablar de algo que puede cambiar el futuro de sus hijos y por
extensión, el de ellos mismos.
Cuando empiezas un libro, en muchas
ocasiones se debe, a que los comentarios que has leído te inclinan a
ello, ademas tengo una máxima que se convierte en norma, si mucha
gente opina lo mismo, no pueden estar equivocados; pero en esta
ocasión ha sucedido lo contrario, no estoy de acuerdo con la mayoría
de las opiniones, me ha parecido flojo, sin una historia madurada y
que el autor aprovecha para hacernos un sin fin de reflexiones sobre
la convivencia, la felicidad o no de las familias, las relaciones
paterno filiales, los restaurantes de lujo, políticos al uso "Antes
no tenía un apretón de manos tan fuerte, pero en los últimos años
había aprendido que debía saludar a «la gente del pueblo» con un
firme apretón, ya que esa gente jamás votaría por una mano
flácida”......
que se alejan totalmente de la trama principal.
La sinopsis prometía mucho, ¿como
reaccionan unos padres que se enteran que su hijo puede haber cometido un
delito grave?, en un principio te haces tu la misma pregunta, en la
mayoría de los casos sin saber que contestar, por eso, la intriga
que te transmite, lo hace interesarte en lo que te puede descubrir
sobre este contenido, demostrando una vez leído que todo lo
referente a esta cuestión, pasa a un segundo plano, siempre estamos
deseando que la retome, pero se pierde en disquisiciones que no por
ocurrentes “«Creo
que lo que Paúl quiere decir...» Así había empezado,
parafraseando lo que ella creía que yo quería decir. En boca de
cualquier otro, aquello habría parecido denigrante, paternalista o
puntilloso, como si no se me considerase capaz de verter mis propias
opiniones en frases inteligibles. Pero en boca de Claire, aquel «creo
que lo que Paúl quiere decir» significaba ni más ni menos que los
demás eran un tanto lentos de entendederas, demasiado lerdos para
comprender algo que su marido acababa de expresar de forma clara y
meridiana, y que ella estaba empezando a perder la paciencia.”
y con un inteligente sentido de humor, resultan menos decepcionantes.
Nos detalla una cita para cenar de dos
matrimonios, cuyos hijos, según todos los indicios, están envueltos
en una fechoría grave (basada en un suceso que aconteció en España
con un mendigo), el motivo del encuentro es, como actuar, y exponer
los puntos de vista que tenia cada uno al respecto. Muestra aquí las
diferentes personalidades de los comensales, no llegando a empatizar
con ninguno; los cónyuges que llevan el peso del relato, tienen una relación no verbal de conocerse muy
bien, pero no exenta de desconfianza, y el examen exhaustivo que nos
hace del otro matrimonio (su hermano y cuñada) resulta demoledor,
pone de manifiesto que el motivo de seguir unidos se debe a los
intereses o como mal menor, no salirse de la rutina una vez formada
una familia, triste, ni el mismo narrador resulta agradable a los
ojos del lector.
Los prolegómenos se hacen
interminables, estamos casi en la mitad del libro y aún no han
abordado el fondo del asunto, el escritor nos “deleita” con un
conjunto de consideraciones sobre todo y sobre todos, que, como dije
antes, en algunas ocasiones son muy buenos, con gran sentido de humor
“Miré
de soslayo y vi que el dueño del chorro era el hombre de la barba,
aquel que estaba sentado en la mesa contigua con una acompañante
demasiado joven para él. En ese momento él también miró de
soslayo, así que nos saludamos con la cabeza, como es costumbre
entre dos tíos que mean a un metro escaso de distancia. Entre la
barba, su boca se torció en una sonrisa. Una sonrisa triunfal, no
pude por menos de pensar, la típica sonrisa de un hombre con un
chorro potente, la de alguien que se alegra de que haya hombres a
quienes orinar les cueste más que a él.”,
pero no entrando en materia sobre un argumento que se hacía esperar,
estabas deseoso que sucediera lo que ocurre en muchos libros, que en
la segunda mitad sea un torrente de intensidad que disculpe en cierto
modo lo espeso del principio.
Pero eso no llega, cuando parece que va
a remontar, y que se mete de lleno en el núcleo, nos encontramos con
otro bajón, más evocaciones de experiencias anteriores del narrador
que nos hacen volver al punto de partida y desilusionarnos de nuevo,
y solamente en el último tercio, abordan el problema de una manera
directa, con puntos de vista, que se puede estar de acuerdo o no,
pero que ni muchos menos merecía ese final, lo encontré sacado de
contexto, con unas pretensiones y unas consecuencias inciertas para
los objetivos deseados.
Me llamó la atención la seguridad que
demuestra el protagonista en todas sus actuaciones, incluso obrando
con violencia si viene al caso, pero no así cuando esta con el hijo,
le vemos inseguro y condescendiente, que quizá es a donde quiere
llevarnos la moraleja de la historia, la permisividad de los padres
y en consecuencia a una falta de valores que pueden derivar en
actuaciones ilícitas de los hijos, pues aquí, algo que pasa muy de soslayo y
para mi es primordial, no es la primera vez que los protagonistas
cometen este tipo de agresiones, pero creo que en este caso, la
variante principal se debe a una enfermedad congénita y explicada
deforma muy somera.
En definitiva, un libro que si uno se
deja llevar por la síntesis, puede encontrar cierta decepción, si
no le importa entregarse a un libro que te hable de todo de una manera general “ Cuando
la gente tiene oportunidad de aproximarse a la muerte sin “verse ellos
mismos involucrados, no la dejan escapar jamás." con talento “Así
pues, aquel «tienes buen aspecto» podía significar que
verdaderamente era así, pero también que me estuviese animando,
mediante un rodeo, a hacer algún comentario sobre su aspecto o, al
menos, a prestarle más atención de la acostumbrada.”
y algunas ocurrencias que te harán reír Convendría
aclarar que también Babette es más lista que Serge. Podría añadir
que no es que sea muy difícil, pero no lo haré: hay cosas que
saltan a la vista , léelo.
Mi puntuación es de 5 sobre 10.