Es una lástima que este escritor y su
generación estén prácticamente olvidados, los llamados realistas o
naturalistas, irrumpen a mediados del siglo XIX como sustitución al
romanticismo, con sus descripciones detalladas y su compromiso social
a cuestas, parece que les ha caído una maldición encima,
exceptuando si acaso, a Galdos, Pardo Bazan y Blasco Ibañez, al
resto se les tiene por autores costumbristas, sin ninguna
trascendencia en nuestras letras actuales, siendo además de unos extraordinarios escritores, verdaderos cronistas de una época; leyéndolos nos podemos hacer una idea fidedigna de lo que acontecía
en esa España tan convulsa.
Nos narra la historia de una familia en
Nieva (en realidad Avilés, su comarca natal), compuesta por el
matrimonio Elorza y sus dos hijas, que son las que dan nombre a la
novela. De clase media-alta, muy respetados y seguidores de todas las
tradiciones que en el periodo que nos lleva, se tenían por
costumbre. Principalmente centra su argumento en la figura de María,
que estando comprometida con Ricardo, tiene como principal fin en la
vida, cumplir con sus obligaciones religiosas. “María
pudo entregarse de lleno a la vida de perfección, a la cual aspiraba
con vehemencia. Las horas del día le parecían pocas para orar, lo
mismo en la iglesia que en su casa, y para llorar sus pecados.”.
Me ha gustado mucho, me parece un gran
libro, disfrutas leyéndolo, esta escrito de una manera ágil y
sencilla, la historia esta muy bien fundamentada, el vocabulario que
emplea es amplio y distinguido, su prosa es elegante y directa,
en definitiva un libro totalmente recomendable. Ademas dentro de esta
armonía, a mitad de la narración, cuando piensas que todo se
desarrollará en relación a lo leído, nos regala dos o tres giros
inesperados, que nos deja otra vez expectantes y deseando saber como
concluyen.
Hacer mención a lo bien construidos
que están los perfiles de los protagonistas. En María como ya hemos
dicho, es en quien focaliza la máxima atención, mostrando su
misticismo llevado a extremos impredecibles y aquí si que tengo que
decir, que puede parecer un poco extensas las conversaciones o
situaciones en las que manifiesta su religiosidad, pero estimo que
son necesarias para apreciar hasta que punto llega su devoción. La
figura de Marta, la hermana pequeña, en esa etapa de niña a adulta,
nos la muestra con esa espontaneidad que existe en toda adolescente,
observando que sus emociones van cambiando y que tiene que variar sus
pautas de conducta según va pasando el tiempo, es la que nos produce
mas afecto, al imaginarla con todos los problemas que tiene
alrededor, sin poder expresar lo que siente. El novio, Ricardo,
apasionado y sereno a la hora de soportar estoicamente los impulsos piadosos de su amada; el padre, Don Mariano, hombre serio y
respetable, siempre preocupado por los avances tecnológicos y con
debilidad para sus hijas; la siempre doliente madre, Doña
Gertrudis... sin olvidar a los secundarios, formados por los vecinos
del pueblo, en la que no pueden faltar, el cura y el medico...
moldean un conjunto tan bien hilvanado, que hace de esta novela una
autentica joya literaria.
Utiliza también con gran maestría el
sentido de humor, aunque de una manera muy sutil nos ayuda a amenizar
la lectura que ya de por si resulta entretenida. “El sacristán,
ayudado de tres monagos, las dos demandaderas de convento y un marica
de la población, célebre por su pericia en vestir los santos,..”
“El órgano chilló, silbó y roncó (…) Parecía que don Serapio
y él habían trabado un pugilato tremendo, un duelo a muerte, cuyas
estrepitosas consecuencias recaían sobre las orejas de los fieles.”
“menester es dejar escrito que el Menino estaba en su jaula como un
arzobispo y tratado a qué quieres cuerpo, y pide por esa boca;
cañamón por aquí, alpiste por allá,”.
Destacar dentro de la cautivante prosa, los localismos derivados del lenguaje de la zona, nos lo
escribe tal y como son, utilizando expresiones que nos trasladan a
esta región de la que tan orgulloso se siente. “Mira qué
ojillos hipócritas pone la pendanga!».” “¡Debieras alegrarte,
pichona…!” “«¡Es un carcunda rabioso!».” “Las
pelinegras” “En casa le daban mucha cantaleta,..” “vamos al
terrado” “ comenzaron a tremolar”.
Vemos en el libro como se va
desarrollando la historia a través de unos ojos que nos detallan con
gran precisión los acontecimientos, no solo de los personajes, sino
los sociales y políticos que nos ofrece una visión muy exacta del
día a día de los lugareños, y en una mas amplia lo que ocurría en
nuestro país, pues hasta los Carlistas juegan un papel importante en
el relato, dándote una idea de sus convicciones mas espirituales que
políticas, en favor de Carlos VII. “por
lo que durante el período revolucionario se llamó pueblo soberano,
esto es, por todos los pilluelos y ganapanes de la ciudad, a los
cuales se agregaban algunas personas dignas, aunque ociosas, y casi
todas las comadres de los arrabales.”
Decir
por último que es una novela destinado a los que no quieran
complicarse en buscar mas matices que lo que encierran sus palabras,
todo esta ahí, no hay más; pero si alguien entiende esto como algo
peyorativo, nada mas lejos de la realidad, acabarás de leer y
parecerá que has perdido algo que nunca podrás recuperar.
Mi
puntuación es 9 sobre 10.
"Durante la Guerra Civil lo encontramos en Madrid pasando frío, hambre, enfermo. Los hermanos Alvarez Quintero lo atendían con los escasos víveres que podían reunir. Palacio Valdés, el amable, el otrora célebre y celebrado, vanidosillo y fecundo escritor, moría en el olvido, sin ayuda, el año 1938."
Estas palabras las he encontrado en una de sus biografías (no sé si será verdad, desconfío de algunos datos), desde luego si esto es así, otro debe que tenemos que añadir a la terrible guerra civil.
Durante la década de mis veinte años, leí mucho a esos autores, hasta el punto de que creo que casi no leí más. Yo añadiría a los autores que pones a Juan Valera, José María Pereda, Clarín, por supuesto. Alguno me resultó demasiado conservador para mi gusto, pero tienen una literatura muy bella y sus temas son muy humanos.
ResponderEliminarEsta que reseñas la leí por entonces y tan sólo recuerdo que me gustó mucho, algo más me ha venido a la cabeza al leer tu reseña, pero poco.
Gracias por recordarnos a estos autores maravillosos.
Un beso.
Gracias por el comentario, Rosa.. A esos autores que nombras, son a los que me refiero estan practicamente olvidados, una verdadera pena; en cambio los del 98, si nos han llegado mas nitidos.
ResponderEliminarTienes mucha razón, solemos centrarnos en los autores de siempre y nos olvidamos de otros muchos, así que tomo nota de éste libro y prometo rescatar, poquito a poco, a los olvidados.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias por el comentario Sandra, te lo agradezco mucho.
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