martes, 26 de abril de 2016

Madame de Treymes (Edith Wharton) (IMPEDIMENTA)

Escrito en 1907, novela corta con todos los ingredientes de imprecisiones y equívocos que siempre nos brinda Edith Wharton.

Otro pequeño libro, donde se pone de manifiesto las puritanas convenciones sociales de la época y como la aristocracia Francesa desea mantener a toda costa la hegemonía de unos privilegios políticos y sociales, ante aquellos que intentan arrebatárselos con unas ideas libertinas y renovadoras.

En este caso nos presenta a Fanny Frisbee, una dama divorciada del Marques de Malrive, y siendo su intención casarse con un antiguo y elegante amigo, John Durham, tiene temores fundados que la familia Malrive, le ponga todo tipo de impedimentos a la hora de concederle el divorcio, pues dentro de la Alta Clase estaba mal visto, máxime, tratándose de un clan tan tradicional, y todo esto reflejándonos abiertamente lo disoluto y calavera que era el ex marido.

Él intenta por todos los medios entrar en la selecta familia a través de Madame de Treymes, cuñada de Fanny, y a partir de aquí es cuando la autora nos muestra una serie de medias verdades y medias mentiras, que es el lector el que tiene que saber interpretarlas, o mejor, sacar sus propias conclusiones, aun sabiendo que no podrá saber nunca si son ciertas, nos sumerge en un mar de incertidumbre, dudando incluso al final de la inocencia o maldad de la propia Madame de Treymes. “-No puedo permitir que se marche sintiéndose desdichado, ya que he encontrado mi recompensa en la contemplación de su felicidad”

Mi opinión, es que Madame de Treymes después de pedirle dinero al Sr. Durham y no dárselo, me resulta muy extraño que se quedara con los brazos cruzados y aun así interceder para que transigieran concederle el tan ansiado divorcio sin ningún tipo de recompensa o venganza, si bien es verdad, que bajo el punto de vista de la familia, tenían razones fundadas y egoístas para otorgárselo, pero como digo es opinión personal y es el lector el que sacará sus propias sus conclusiones. “El se quedó inmóvil mirándola perplejo. -¿Que me esta engañando...?¿Acerca del niño?. -Sí. Sí. ¿Por que no iba a hacerlo? Es usted tan crédulo....La tentación es irresistible.”

Algunos detalles que me han llamado la atención del libro son:

-La manera en que le pide matrimonio y ella acepta, con todos los reparos y temores que acabamos de narrar, lo hacen como si fuera una transacción, sin ningún tipo de afecto y no digamos pasión, bien es verdad que se trata de dos personal adultas y experimentadas, pero aún así nos lo podría mostrar con un poco mas de apego. “-¡Tengo miedo de todo! -exclamó. -Eso te ocurre porque estas sola, porque no tienes a quien recurrir. Si me dejas, renovaré el aire para ti enseguida.”

-Están muy bien expuestas las diferencias entre las ideas renovadoras de los americanos y las rancias y caducas de los europeos, a los primeros nos lo refleja como nobles, confiados e íntegros, mientras que a los segundos, personas que por su condición y cargo están un escalón por encima de los demás.

-La maestría a la hora de llevar a cabo el argumento, y el juego que una vez mas se trae con el lector, por medio de unos diálogos elegantes y sutiles, consigue hacernos cambiar de parecer varias veces, a lo largo de la novela, acerca de las buenas intenciones o no de la aristócrata.es la vieja costumbre de no creerles, ¿sabes? De buscar siempre la verdad en lo que no dicen -le explicó-. Me llevó muchas horas convencerme de que no había trampa oculta, de que no puede haberla.”


Mi puntuación es de 7 sobre 10

2 comentarios:

  1. De Edith Warton solo he leído "La edad de la inocencia" y me gustó mucho. Leeré "La solterona" para la tertulia. Tengo ganas de profundizar más en esta autora por el hecho de ser norteamericana. la mayoría de escritoras de su época representan la vida en Europa y quiero ver más cómo la representa una autora del otro lado. Tu reseña me ha gustado así es que igual me animo con este libro también.
    Un abrazo.

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  2. Este libro se lee muy rápido. Antes de estas tertulias, yo tampoco había leído nada suyo; seguiremos profundizando, merece la pena.
    Gracias Rosa..

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