viernes, 9 de junio de 2017

Un muchacho de buen temple (Björnstjerne Björnson)

Escrito en 1860 por Björnstjerne Björnson, Premio Nobel de Literatura de 1903. También es célebre por la letra del Himno Nacional noruego.

Seguramente si lo hubiera leído hace treinta años, e impulsado por mis anhelos de una lectura con acción, mi opinión hubiera sido que se trata de un libro simple, insulso y sin ninguna relevancia. En cambio en estos momentos, me atrevería a decir: que en su sencillez esta su virtud, que el autor se desnuda ante nosotros y que supone toda una lección de dominio literario “...miserable amor es aquel que busca los caminos escondidos. Algo ha de tener de guardado al principio, pues que empieza con un cierto rubor, pero ha de vivir libre, abiertamente, ya que el gozo es su elemento.”

Queda claro el amor a su país (Noruega) y dentro de este, a la vida rural; a esos campos bañados por los fiordos que tan bien nos describe. Ese ambiente costumbrista que recrea, nos hace trasladarnos a una época en la que el duro trabajo era el motor de la subsistencia; máxime cuando la propiedad de las tierras no pertenecían a los braceros. “...tenemos libertad como no la tiene otro pueblo en tan alto grado, si exceptuamos América, aunque ésta no es tan feliz. Y es nuestra libertad lo que debemos amar ante todo.”

Nos narra la historia de una familia de jornaleros compuesta por el matrimonio y un hijo. Según transcurre la novela centra el foco en los cambios que va experimentando Oeyvind: desde la feliz infancia jugando por esos prados con el ganado, pasando por una pubertad en la que se da cuenta de cual es su posición social dentro de la comunidad, hasta llegar, en su juventud, al firme convencimiento que preparándose y estudiando es la única manera de salir de ello.

Es un cuento que nos deja la sensación de haber recorrido con nuestro protagonista la mirada severa de unos años duros, pero siempre anteponiendo el amor a la familia y a su origen, ante cualquier contratiempo. Destacar el relato (casi una fábula con lección incluida) de la vida del profesor y sus consecuencias; es de gran belleza.

Se extiende en la jerga nativa con una amplia gama de dichos populares y expresiones que el autor ha querido plasmar para mayor conocimiento de sus gentes. “Calzado que viene ancho, se pierde” “por bueno que sea el fusil, ¿qué haremos con él si no logramos levantarlo?”

Nos deja una relación muy bonita de dos adolescentes que se van dando cuenta de cuan fuerte es su atracción a pesar de las adversidades de toda índole “Voy también a acostarme, pensando en ti, y de nuevo en ti, hasta que me duerma.” “porque ahora puedo decirte lo que siento y mi corazón se baña en lo que me sonríe.”

Se puede interpretar como una apología al afán de superación. El esfuerzo es el compañero de viaje sin el que no se conseguiría nada. Dentro de todas las moralejas que se pueden extraer quizá esta sería la que más fuerza recoge, todo ello contado como si le estuvieras leyendo a un niño antes de dormirse.

En los libros que no se sitúan en el periodo actual, pongo especial atención en el entorno que se mueven los protagonistas para tener una visión mas amplia; y en este me hago una idea muy clara de la manera de vivir, de su idiosincrasia, del amor a su tierra y de un día a día siempre anteponiendo su fe en todos sus actos cotidianos. “Es de la nueva religión que tienen en Cristianía, y a la gente les parece demasiado rígida, pero es para su bien.”

He admirado siempre a los traductores. Me parece una labor muy difícil de llevar a cabo, pues además de la traducción oficial, tienen que darle esa interpretación diferencial de los idiomas dentro de un contexto. Pues bien, creo que aquí hay varios errores de interacción del significado real, con el sentido que quiere difundir; hay vocablos que chirrían. Todo ello dicho desde el máximo respeto.

Libro a tener muy en cuenta, escritor a seguir de cerca en el futuro y si tienes un niño de corta edad, leeselo; estarás transmitiéndole sin esfuerzo unos valores que no se adquieren de otro modo.

Mi puntuación es de 7 sobe 10.


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