Sara Mañero nos detalla en profundidad
nuestros últimos años en Filipinas, llevándonos a un viaje donde
retornar será lo mas difícil..... Algo de nosotros se quedará allí.
Leyendo un libro como este, me pregunto
porque la historia siempre nos llega tan manipulada. Reescribir los
episodios ha sido siempre un instrumento para imponernos aliados y enemigos según su conveniencia . No es adecuado que
nuestras derrotas y la manera en que se produjeron lleguen a nuestros
días, nos movemos a golpes de vanagloria y no nos paramos a pensar
quien sale beneficiado de esta tergiversación. Se necesitan gestas
para que ese orgullo no se sienta resquebrajado, ensalzar las
grandezas olvidándose de nuestras miserias, resaltar nuestras
hazañas aunque conlleven intereses espurios, no dándose cuenta, que
cuanto mas se conozca menos tentados estaremos a repetirla. Es el
caso de Filipinas, de lo poco que conocemos y de lo mucho que nos han
ocultado.
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José Rizal, Marcelo del Pilar y
Mariano Ponce (lideres del
Movimiento de Propaganda) |
Nos habla de los últimos años de la
que fue colonia española y la manera en que se perdió. Aunque era
conocedor que se trató de una disputa contra los norteamericanos,
pensaba que los filipinos habían obtenido su independencia,
ignorando que los vencedores se asentaron allí, cambiando los
nativos a unos por otros y para colmo en la segunda guerra mundial
estuvieron bajo mandato japones, que ocasionaron una masacre de la
que no se salvaron ni los propios españoles que aún quedaban. Y
todo esto lo sé debido a la amplia información sobre esta contienda
que me aporta este relato, la labor de documentación e investigación
es excelente, no deja ningún cabo suelto, te da pelos y señales de
lo sucedido (lugares, fechas, armamento, costumbres, comida,
vegetación, ünguentos etc). Desde luego si alguien desea
profundizar en ese período de nuestra historia tan ignorado y poco
aireado, es imprescindible leerlo; si ademas, la trama que nos cuenta
y como nos la cuenta, te calan de tal manera que los anhelos y
desdichas de los protagonistas los percibes como tuyos, bien se podrá
deducir, que la lectura de este libro ha sido un acierto sin
paliativos.
Muestra estos acontecimientos a través
de un niño que se traslada a Madrid, como otros tantos, a ganarse el
sustento y comenzar una nueva vida lejos de su pequeño pueblo natal.
Vamos creciendo con él, página tras página se evidencia como va
madurando, casi siempre a base de desengaños o de comprobar, que
hasta tu mejor amigo, te puede traicionar (toda la novela esperando
una venganza). Su ilusión desde siempre era atravesar los mares y
ver unos mundos que no estaban predestinados para él, había
planeado todo para que su viaje a la capital fuera un transbordo y
conseguir sus verdaderas intenciones. Por medio de un familiar
realiza sus deseos y se embarcan hacia unos territorios convulsos, en
plena revuelta armada, y a pesar de las penurias y dificultades a las
que se ve abocado, se le quedaría impregnado de tal manera en el
corazón, que su viaje de vuelta a España se convierte en una rémora
continua de la que nunca pudo escapar.
Tanto se siente identificado con
aquellas tierras, que en ocasiones advierte muy lejano todo lo que
aquí dejó; con el paso de los años, la perspectiva era distinta
“Mientras Arnaldo hablaba de su remota tierra, le pareció que
no era suya la historia que iba contando”. Y si bien el
personaje central, Arnaldo, que así se llama, nos inunda durante
todo el libro, hay que destacar a los secundarios que en este caso
son primordiales para su desarrollo. Sin el comedido y siempre
condescendiente tío Fray Ismael, su confidente Fray Joaquín, el
pérfido Pio, familia gallega, la filipina a la que considera
hermanos y padre, carpintería, Regina, Mauro....no se podría cerrar
el circulo de una novela que derrama nostalgia en unas Islas donde
él seria el invadido.
Hemos dicho que a Arnaldo se le va
definiendo con nitidez sus diferentes edades y la manera de
comportarse en cada una de ellas, pero me gustaría destacar, al niño
que vino desde el pueblo con su zurrón lleno de ilusiones “-Pero
yo no quiero sobrevivir. Me gustaría vivir. Y me da miedo no poder”.
Creo que el perfil es muy autentico, ese chico que se extrañaba por
todo, dócil, honrado, respetuoso, con ganas de comerse el mundo,
pero sabiendo que las formas y la educación, son los que te van a
abrir las puertas de un futuro a medio labrar. En la diáspora de los
años 50-60 de los pueblos a las capitales, sucedía igual, la falta
de cultura, se compensaba con la enseñanza de unos modales que se
iban transmitiendo de una generación a otra, venían con “una mano
delante y otra detrás”, pero con unas pautas grabadas que serian
su modus operandi a modo de principios.
Habrá quien se sienta abrumado con la
profusión de datos, en mi caso no es así, bien al contrario, soy lo
bastante fisgón para que todas esas aseveraciones me resulten muy
interesantes a la hora de hacerme una idea fidedigna de lo sucedido,
cuantas mas mejor. Bien distinto, sin embargo, me sucede con la parte
de la época actual, no me lo he llegado a creer del todo y el
interesado personaje de Abra me “chirría” un poco.
Como en todo libro que bien se precie
hay un romance. En este caso no hace falta decir nada para
manifestarlo, esta ahí y ellos lo saben, sus silencios nos lo
expresan todo y se dejan llevar por el tiempo “Arnaldo recordaba
como Mandi le había colocado la mano sobre el pecho, sobre la
frente, sobre la boca, pero no había soplado para dispersar en el
viento su dolor.”
Ya en Filipinas ante las revueltas cada
vez mas cruentas, me llamo la atención la actitud de los lugareños
que tenían que abandonar sus casas y sus tierras, convirtiéndose en
verdaderos nómadas en su país buscando otros lugares donde
asentarse (nos suena verdad), esa resignación mariana sin ningún
ápice de suplica, como sabiendo que es su destino inevitable y no pudieran rebelarse.
“Cómo le veía perder su fuerza y
aumentar su fiebre. Cómo supo que iba a perderlo incluso antes de
entender que lo sabía. Cómo se le oscureció el mundo cuando Asang
se fue...”
Los libros que nos detallan una
historia real, y que ademas de entretener tienen como finalidad la de
instruir, para mi, tienen un valor añadido. Aprecio un buen libro que
en unos momentos de inspiración haya sido concebido, pero esa tarea
de informarse, comprobar, contrastar... que convierte al autor en un
ser solitario, incomprendido, siempre ocupado, que le obliga a ir,
venir, preguntar, bibliotecas, hemerotecas...y obsesionarse con la
veracidad de los testimonios; hay que darle su merito. En este caso
las revelaciones son tan completas, que dudo que Aguinaldo, Rizal,
Bonifacio, Tinio, Del Pilar, Tratado de París, Gomburza etc. se me
olviden fácilmente.
Esta bien escrito, ágil, directo, sin
adornos; como escribí en otra ocasión, se ve que la autora conoce
el oficio y el oficio la conoce a ella. Utiliza la palabra adecuada
en cada momento, las expresiones se adecuan a la
narración, el ritmo nos lo marca ella sin ningún “torrente” que
lo descomponga, no hace uso de la “frivolidad lacrimógena” que
tan fácil sería por los sucesos que describe y sabe como
paulatinamente rociarnos con una historia absorbente y conmovedora
que no quieres que termine. “Cuando hasta el viento parecía
desear su derrota.”
Cuando te encuentras un libro como
este, no solamente disfrutas en gran medida en el instante que lo estas leyendo, se puede extender a los demás momentos del día;
trabajas de mejor humor, la monotonía no lo es tanto, y si alguien
viene a amargarte la jornada, te acuerdas que te esta esperando
Arnaldo. Sabes que al llegar a casa te vas a encontrar a una persona
buena, esa que cuando se casó no engañó a su esposa diciéndola
que la amaba, esa que con su ejemplo nos da fuerzas para valorar lo
que tenemos, esa que sufrió solo, deseando lo que la persona que
quería no le podía dar, y todo esto sin pedir nada a cambio, sin
recriminar nada a nadie. Su infortunio estuvo lleno de ausencias, sus
suplicas no fueron atendidas y su recuerdo no será en vano. Gracias
Sara Mañero por cedernos este legado y dejemos a Arnaldo donde se
encuentre... seguro que estará tallando una figura rodeado de “El
sueño del árbol”.
Mi puntuacion es de 8 sobre 10.
LIBRO VÁLIDO PARA: JUNIO: MES DE LA NOVELA HISTÓRICA