lunes, 15 de febrero de 2016

Tiempos de hielo (Fred Vargas) (SIRUELA)

Asesino en serie,  Robespierre en persona o casi, creencias sobrenaturales, otro caso del comisario Adamsberg, frío, mucho frío y...un buen libro.

Se compone de dos historias paralelas a cual mas importante para desenmascarar a un asesino en serie que tiene al Comisario Adamsberg y su gente totalmente desorientados, es un laberinto que el lector no podrá sacar conclusiones hasta casi el final del relato.

Si bien la pista “Islandesa” me parece interesante y entretenida, es donde interviene parte de realidad y parte de las creencias sobrenaturales que la dan a la novela un aire de misterio añadido al propio del caso, no sucede lo mismo con el otro rastro, consistente en una asociación de seguidores (y detractores) de Robespierre, a través de ella nos detalla ampliamente esa parte de la historia de la Francia revolucionaria, utilizando para ello figuras reales con sus nombres correspondientes, realizando representaciones con los discursos fielmente adaptados a los de la época, y se me ha hecho un poco farragosa con tanto personaje subversivo y tantas pistas que se vislumbraban estar puestas para confundir al lector.

Ademas de estos dos indicios, nos describe unos rencores familiares que en todo momento nos tienen expectantes, descubrimos junto con los protagonistas parte de su pasado, lo que hace que esta alambicada historia se convierta en un posible caso de venganza.

De todas maneras, me costo meterme de lleno en la historia, al Comisario Adamsberg,no le encontraba esa complicidad que tiene el lector con su investigador (es el primer caso que leo de el), no tenía los rasgos que le dieran esa personalidad diferente que esperas en este tipo de sujetos,ademas estaba casi escondido en sus colaboradores; bien diferente es la segunda parte del libro, se empiezan a mover las piezas y puedes ver al Comisario en todo su esplendor, desarrollando todas sus cualidades y convirtiéndose en todo un fenómeno de la novela policíaca, es cuando te identificas con el, al enfrentarse a casi todos sus colaboradores, formándose un motín, que solo sofocará cuando exponga sus razonamientos.

En este tipo de libros, donde siempre veo la sombra de Maigret, el desenlace suele determinar si un libro es bueno o no, si se le queda algún hilo suelto o como pasa en muchos, interviene en exceso la casualidad, pues bien en este, el final me parece muy bueno, queda de manifiesto la mente criminal, terriblemente inteligente del autor de los asesinatos y su manera de actuar, la explicación,
fue totalmente convincente.

¿Lo cree?, ¿que no me he comido a mi madre?
—Estoy convencido de ello. Alguien que se ha comido los patos para que no tenga que comérselos su hermano no se come a su madre.”

“Es probablemente una de las pocas cosas válidas que te he dado. Incluso cuando no haces nada, no te aburres.”

Mi puntuación es de 7 sobre 10.



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