martes, 24 de octubre de 2017

Brigitta (Adalbert Stifter)

Estamos ante un relato (publicado en 1844)
que la definición más exacta sería: bello. Según vas avanzando en su lectura nos va invadiendo la idea que nos quiere transmitir, pero resultaría vulgar hacerlo de una manera explicita y sin el tiempo suficiente para degustarla con el deleite que esto pueda suponer para los sentidos (me atrevería a decir que los cinco).

Nos asalta desde la primera página la extraña sensación de unas descripciones teñidas de colores y detalladas de una manera que no solo las imaginamos, sino que nos llegan a producir reacciones mas allá de lo reflejado en el texto; como un cuadro transformándose con el paso de las horas y dejando entrever los diferentes estados de ánimo.

Hay en su recurso literario una magia que nos permite la entrada solo como observadores de una implacable versión que nos inunda de evocaciones sensitivas. Incluso cuando nos delinea la perspectiva más agreste (como puede ser la falta de belleza de nuestra protagonista), tiene ese aire de entusiasmo que nos hace concebir algo vigoroso.

En el argumento nos precisa el viaje de una hombre atravesando gran parte de la estepa húngara para encontrarse con un amigo: “El comandante”, poseedor de grandes extensiones de tierras y un castillo al que había sido invitado para que pasase el tiempo que tuviera en gana, cuando coincidieron sus “almas” viajeras en Italia.

Puede interpretarse como una apología de lo verdaderamente interesante en las personas. Sin una carcasa física envidiable, unicamente por sus actos determinantes y una mirada que traspasa todo lo reconocible. Nos muestra, que aunque flaquee su atracción en ocasiones, el tiempo se desprende de todo lujo y queda lo que en verdad es determinante para llevar una vida prospera y dichosa.

Otra cosa que me llamo la atención, es la nula relación de jerarquía en cuanto a los comportamientos se refiere. La convivencia con los subalternos, sentarse juntos a la mesa, el celo en la administración, la admiración que le profesan sin hacer falta acciones severas, nos rinde cuentas de cual cercanos ideales nos quiere contagiar.

Paisajes, ropas, usanzas, razas, estilos tradiciones...son escenas costumbristas que van pasando ante nuestros ojos con unos trazos serenos, que se se deslizan con una prosa rica en matices y haciendo mención a como las miradas captan toda una gama de tonos que solo lo podemos apreciar bajo su prisma.

No obstante y dentro de su aparente extrema sencillez, creo que hay que releerla; pues lo que en un principio no se percibe como un simbolismo, esta repleto de ellos; así que seguramente en cada nueva lectura se encontraran nuevos significados.

Debo decir que he podido vislumbrar una gran carga sexual (esta expuesta en el prologo). La descripciones minuciosas de los encantos de los personajes masculinos y de las reacciones hacía ellos, me han resultado cuanto menos: curiosas.

Con todo lo comentado anteriormente y saboreandolo como estaba, me conformaba; sospechaba que estaba ante la clásica narración que por la cadencia constante ofrecida, no era previsible ninguna exaltación final para cambiar ese ritmo. Pero nada mas lejos de la realidad; te encuentras con un desenlace sorprendente donde el amor pausado, una paciencia bien administrada y una alegoría del perdón, van de la mano.

Hacía tiempo que quería leer algo de este autor y según el estupendo prologo de Ibon Zubiaur, creo que he acertado con este libro, que aún siendo un poco peculiar (al parecer) dentro de su obra, esta considerado como una referencia en la literatura alemana. Me ha resultado curioso conocer detalles de su vida, que si no apasionantes, con muchas connotaciones trasladables al ámbito literario. Además las opiniones de admiración de Nietzsche, Kafka, Thomas Mann o Hesse , lo hacían lo suficientemente atractivo para ello.

Tengo que decir que las expectativas se han superado con creces y que nos volveremos a encontrar Sr. Stifter.


Mi puntuación es de 7 sobre 10.

martes, 3 de octubre de 2017

La letra escarlata (Nathaniel Hawthorne)

Sinopsis: Un clásico de la literatura norteamericana del siglo XIX que narra el calvario personal de la joven Hester Prynne, acusada de adulterio y condenada por la ruda y religiosa sociedad de Nueva Inglaterra. La vida de Hester, su silencio, su lealtad y su fortaleza ante las fuerzas del mal son un prodigio de la literatura de todos los tiempos. (Casa del Libro)

Nº de páginas: 272 págs.
  • Encuadernación: Tapa blanda
  • Editorial: DEBOLSILLO
  • Lengua: CASTELLANO
  • ISBN: 9788499082790

Estamos ante un clásico norteamericano del siglo XIX (1850), que ha sido un referente para conocer los entresijos de una época y sus peculiaridades sociales, morales y de convivencia; regidas por unas encorsetadas normas, en las que saltárselas, era equivalente a vivir con ese estigma el resto de tus días.

Y así de diáfano nos lo demuestra esta historia situada dos siglos antes de la finalización del relato, llena de contradicciones internas, con el azote despiadado de la indiferencia y unas gotas sobrenaturales mezcladas con el miedo a revelar su causa. De esta manera nos introducimos en un libro, a mi modo de ver, con altibajos en cuanto a su interés, un adorno innecesario en el estilo y unos acontecimientos que en su desarrollo, no sorprenden de ningún modo al lector.

Tengo que seguir apuntando en el debe: el comienzo tan detallado de un destino laboral (real o no) que por la intrascendencia posterior en la trama, podría haberlo resuelto de un modo más somero, optando por una introducción mas directa en los sucesos posteriores. Nos descubre un mundo portuario y unas personalidades, que si bien están magistralmente desarrolladas y con una mezcla de humor que hay que reconocerle, pero con el único fin del hallazgo de unos manuscritos que son la base del argumento.

Dicho todo lo anterior, creo que es un libro lleno de simbolismos que son difíciles de apreciar en la primera lectura y que cada uno puede interpretar de diferentes maneras. Esa predisposición a los escenarios lóbregos, llena de tonos oscuros y de una condición humana nada positiva, nos da una pista del mensaje que nos quiere transmitir.Una multitud de hombres barbudos, vestidos de colores sombríos y llevando sombreros grises puntiagudos como agujas de campanario, junto a algunas mujeres con capuchas sobre la cabeza y otras sin sombrero, estaba congregada frente a un edificio de madera cuya puerta era de grueso roble tachonado con clavos de hierro.”

Hacer especial hincapié en la relación de Roger Chillingworth y Dimmesdale, creo que es fiel reflejo de las reacciones predominantes: el pecado y la venganza.

Agradecerle la ambientación de un periodo (principios del siglo XVII), en que la norma estaba gobernada por un decoro que condicionaba todos los comportamientos cotidianos, arrastrando por ello a unas actuaciones que se convertían en verdaderas condenas tacitas de unas sentencias populares sin ningún atenuante.

Igualmente hay que hacer constar que se trata de una critica severa de ese puritanismo llevado a extremos que llega a convertirse en odio a sus detractores, y un fariseismo que nos llega a modo de concepto y que es denostado por su expresión tan radical. Y aunque esto se percibe a lo largo de la narración, no lo revela de una manera concisa; es el lector el que va acusando esas sensaciones a medida que transcurren los hechos.

Nos refleja muy bien el perfil de Hester Prynne, destacando su fortaleza ante su mancilla, su relación con una difícil hija de reacciones desconcertantes, su resignación asumiendo con gran coraje una culpa convertida en delito, y un silencio encubridor por salvaguardar la dignidad de una persona envuelta en una pesadumbre que le pesa como una losa..

Entro como tantas veces en la divagación: ¿como puedo opinar de una manera no del todo positiva de un libro tan reconocido y consagrado dentro de la historia de la literatura?, ¿quien soy yo, para cuestionar esta obra que, reconociendo el dominio de la técnica, en ocasiones, se me hizo cuesta arriba su lectura?. Pronto me calmo de estas reflexiones al darme cuenta que lo que aquí expongo, solo son mis opiniones de un libro determinado y no la obra literaria de este gran escritor; y que se trata de sensaciones determinadas, en muchos casos, por mi estado de animo o por factores externos en el instante de su lectura, así como percepciones sutiles de un momento dado.

Es un libro que hay que leer. Tiene que ser lectura obligada, con la seguridad, que en alguna conversación en la que participes se hablará de el, y ya se sabe.….siempre hay que opinar de lo que se conoce.

Quiero destacar la gran introducción de Nina Baym de la edición que leí (DEBOLSILLO). Nos hace una disección muy completa de esta obra y se ve muy claro sus conocimientos profundos sobre este autor.

Mi puntuación es de 6 sobre 10.