jueves, 1 de septiembre de 2016

Ofelia Descalza (Desirée Ruiz) (HADES)

¿Conoces todos los detalles de tu pasado?... ¿Estas seguro?...

Al acabar y casi antes de cerrarlo, intento buscar un vocablo, una frase o una definición corta, de lo que me sugieren las páginas que acabo de leer. En esta ocasión lo primero que me viene, es que se trata de un libro triste...¡muy triste!, los personajes que transitan ante nosotros son de lo mas variopintos pero siempre con un halo de aflicción a sus espaldas, asistimos a un conjunto de voluntades hipotecadas por un pasado que no pueden cambiar, unos errores sin vuelta atrás que consiguen atraparlos hasta dejarlos extenuados, cada uno esta sumido en sus miserias y nos muestra unas frágiles conciencias usurpadas por el remordimiento.

Nos narra la historia de Marcela, una mujer sumida en una vida previsible y devorada por la rutina.
Y así poco a poco, fue enquistándose en ese reducto cálido y a la vez opresivo de su hogar, dejando que los años pasaran sin apenas percibirlos, sin aprehenderlos, tranquilos, civilizados, cómodos, vacíos e inútiles”. De buenas a primeras se ve envuelta en un misterio que le afecta directamente, ¡su familia!. Una familia de la que creía era conocedora de los sucesos que acontecieron y a la muerte de su hermano empieza a sospechar que le podían haber ocultado parte de su vida.

Me atrevería a catalogarlo, como una historia de perdedores...Todos se dejaron algo por el camino; una infancia, creciendo con déficit de afecto; la vida, por un equívoco que nunca le dejaría volver a la superficie; su gran amor, aún teniendo algo de él siempre a su lado; su apego a la realidad, implorando un refugio divino; y la protagonista, la libertad, al volver a un hogar, sabiendo que mas tarde o mas temprano iban a volverla a anular como persona. “El orificio de Marcela comenzó a sangrar, desbordando una pena negra y densa”.

La investigación de lo que realmente sucedió, se convierte en una válvula de escape de su monótona existencia y consigue reunir las fuerzas necesarias para romper con algo que describe muy bien la autora y que en la realidad ocurre en muchos casos; se trata de lo que significa ir moliendo diariamente la autoestima de la otra persona, utilizar la convivencia para recalcar siempre sus debilidades. Nadie lo catalogaría de malos tratos, ni físicos por supuesto, pero tampoco psicológicos, me estoy refiriendo a ese aura de superioridad mostrada en todos los quehaceres diarios que te va minando y convirtiéndote en un satélite sin voluntad propia, a esas recriminaciones sutiles y continuas que se convierten en la única conversación diaria, esos reproches de “¡Parece mentira!” “¡Pero que pelma eres!” “¡ya te lo decía yo!” “¡eso son chorradas!”.... “ A veces se pregunta si todavía continua queriendo a su mujer, pero nunca pierde el tiempo como para llegar a una conclusión”.

Es un buen libro, me ha gustado mucho, se aprecia que esta trabajado, cuidado y muy bien escrito. Tiene algunos párrafos de gran belleza, utilizando un simbolismo en las acepciones que se convierten en verdadera poesía “..en el miedo, en ese terror paralizante que inspira la muerte y que se propaga haciendo temblar las carnes. Porque para Marcela no es tanto el adiós sino el adónde. E incomprensiblemente, el que Jaime ya esté muerto le produce en el fondo una absurda tranquilidad que anestesia una pequeñisima parte del dolor que le causa su ausencia: alguien amado la espera al otro lado o, al menos, ya está allí donde ella alguna vez irá. Es un consuelo extraño pero reconfortante: un referente, un asidero en el más allá”. No tiene miedo a delimitar en exceso los perfiles y a profundizar en ellos, dándonos un espectro bastante real de las peculiaridades de los protagonistas.

Aun pensando que la parte primordial del libro es lo expresado anteriormente, esa búsqueda iniciada por la protagonista, lo convierte en un libro muy ameno, e ir descubriendo a la par los episodios, sirve para que disfrutemos una lectura ágil, entretenida y fácil de leer. Si bien no lo encasillaría como un libro de misterio; en la investigación, las pistas son muy endebles, carece de giros relevantes y el desenlace es un poco descorazonador.

Destacar el comienzo de la novela y en concreto dos zarpazos sentimentales que me causaron un gran impacto emocional, ¡no me lo esperaba! “Por eso una ninfa de nueve años, arrodillada en el embaldosado frío, fue recogiendo uno a uno los diminutos fragmentos de cristal, y los fue amontonando -tres, veinte, cincuenta y tres...” y “..con una cuchilla de afeitar que apareció como por arte de magia en su mano, rasuró las cejas de Lluvia de diez años quieta, aterrada...” en verdad que a partir de ahí no sabes lo que te puedes encontrar en las paginas siguientes, te pone un poco sobreaviso.


En definitiva libro recomendable, no es uno más, te dejará huella y sin Alma (mi personaje), veremos que tal les va con su tienda de antigüedades y que otros casos les deparara el futuro....estaremos esperando.

Mi puntuación es de 7,5 sobre 10


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